La piroplasmosis equina (con las siglas de PE) es una enfermedad transmitida por garrapatas que afecta a caballos, asnos, mulas y cebras. La enfermedad se transmite por mordidas de garrapatas o automáticamente, a causa de una desinfección inadecuada de agujas u otros instrumentos quirúrgicos.
La PE ha sido detectada en las siguientes zonas: África, Caribe, América Central y del Sur, Medio Oriente y Europa Oriental y del Sur. Sin embargo, la naturaleza cada vez más internacional de la industria equina aumenta el riesgo potencial del ingreso a un país libre de PE desde el extranjero.
Transmisión
La PE es una enfermedad transmitida por garrapatas, causada por los parásitos Babesia caballi y Babesia equi. Las garrapatas ingieren sangre de equinos infectados y luego, al morder a caballos sanos, propagan la enfermedad a través del contacto con la sangre. Las garrapatas que portan los parásitos se trasladan por el heno, los lechos, los alimentos y la vegetación. Debido a que la enfermedad se contagia a través del contacto con la sangre, la PE también puede transmitirse a través de agujas contaminadas y otros instrumentos que penetran la piel. También es común la infección intrauterina que transmite la madre al potro.
Sintomatología
En un caballo infectado con PE, los signos de la enfermedad se manifiestan entre los 7 y 22 días.
Los casos de PE pueden ser leves o agudos. Las formas leves de la enfermedad provocan que los equinos estén débiles e inapetentes. Los casos más agudos pueden ocurrir en los lugares donde la PE no es común y los caballos no han desarrollado una resistencia a la enfermedad. Los signos de la fase aguda incluyen fiebre, anemia, membranas mucosas ictéricas, abdomen inflamado y respiración dificultosa.
Otros síntomas de PE incluyen alteraciones del sistema nervioso central, pelaje áspero, estreñimiento, cólicos y hemoglobinuria, una afección que produce que la orina sea roja. En algunos casos, el caballo corre el riesgo de morir. Sin embargo, es posible que algunos caballos infectados manifiesten pocos síntomas o ninguno en la fase aguda y que no experimenten ningún deterioro en el rendimiento.
Los caballos que sobreviven a la fase aguda de la enfermedad podrían continuar siendo portadores de los parásitos por largo tiempo. Estos caballos son fuentes potenciales de infección para otros caballos, a través de la transmisión de la enfermedad causada por garrapatas o transmisión mecánica, a través de mordeduras de garrapatas, agujas o instrumentos quirúrgicos.
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